Escaladora.
Mi afición por la escalada empezó cuando cumplí 18 años, no sé si eso de la adolescencia tuvo algo que ver… Soy de Sevilla, una de las ciudades más planas de Andalucía, por lo tanto, los 18 años fueron perfectos para poder sacarme el carnet de conducir y hacer cientos de kilómetros cada fin de semana en busca de roca y buen tiempo.
Cuando descubrí lo gratificante que era este deporte, me enganché por completo. Principalmente hubo dos motivos: por un lado la sensación de superación, y por otro ver como lo imposible se puede convertir en realidad confiando en uno mismo. Tanta fue la atracción hacia este deporte que pronto empezaron las horas de entrenamiento buscando un buen fin, escalar.
Al fin y al cabo, la escalada se convirtió en un modo de vida, una gran excusa para viajar, para sentirme parte de los entornos naturales más destacados, para conocer a gente compartiendo un hobby y sobre todo para mantener un cuerpo y una mente sana.
Así fue y así continúa, la escalada sigue siendo una gran excusa para viajar, una gran excusa para mantenerme en forma y tener libertad de movimiento en éste y en muchos otros deportes que también practico con entusiasmo.
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